viernes, 11 de julio de 2014

¿Qué Tipos de Sociedad Anónima existen en el Perú?

Las sociedades anónimas son las empresas más grandes en la mayoría de las economías modernas. En el Perú, la legislación sobre ellas (y sobre todas las otras formas societarias) está plasmada en la Ley General de Sociedades (Ley 26887), promulgada el año 1997. Ésta las define como aquéllas cuyo capital está representado por acciones nominativas e integrado por aportes de los accionistas, quienes no responden personalmente por las deudas de la sociedad. En su denominación debe figurar necesariamente la indicación "Sociedad Anónima" o la sigla "S.A." (esta obligación sólo se exceptúa cuando se trate de sociedades cuyas actividades sólo pueden desarrollarse, de acuerdo con la ley, por sociedades anónimas).

En nuestro país, el gigante lácteo y agroindustrial Gloria es uno de los numerosos ejemplos de esta forma societaria.

La norma establece que las sociedades anónimas pueden sujetarse, de considerarlo conveniente, a alguno de los siguientes regímenes especiales de sociedad anónima:

Sociedad Anónima Cerrada
Sociedad Anónima Abierta

Pueden sujetarse al primero si no tienen más de veinte accionistas ni acciones inscritas en el Registro Público del Mercado de Valores. De hacerlo, deberán incluir en su denominación la indicación "Sociedad Anónima Cerrada" o la sigla "S.A.C.".

Este tipo de sociedad es la que más suele convenir a los emprendimientos familiares, pues su escaso número de accionistas y la facultad de no contar con un directorio (caso en el cual el gerente general ejerce sus funciones) facilitan la toma de decisiones. Por lo demás, dicha característica no significa que no pueda contar con un capital importante, como lo demuestra Famesa, la más grande fábrica de explosivos del país.

Por su parte, las sociedades anónimas pueden adoptar el segundo régimen si cumplen una o más de las siguientes condiciones:
  1. Han efectuado oferta pública primaria de acciones u obligaciones convertibles en acciones.
  2. Tienen más de 750 accionistas.
  3. Más del 35 de su capital pertenece a 175 o más accionistas, sin considerar dentro de ese número a aquellos accionistas cuya tenencia accionaria individual no alcance al dos por mil del capital o exceda del 5% del capital.
  4. Se constituyan como tales.
  5. Todos los accionistas con derecho a voto aprueben por unanimidad la adaptación a dicho régimen.

Salvo en los casos señalados por la ley, la sociedad anónima abierta debe inscribir todas sus acciones en el Registro Público del Mercado de Valores, hallándose sujeta a la supervisión y control de la Superintendencia del Mercado de Valores. Se rige por las reglas que la ley le señala, y en forma supletoria por las normas de la sociedad anónima, en cuanto le sean aplicables. Su denominación debe incluir la indicación "Sociedad Anónima Abierta" o "S.A.A.".
La empresa Alicorp, principal productora de alimentos industriales del país, es un conspicuo ejemplo de esta forma societaria.

Cuando una sociedad anónima reúne los requisitos para ser considerada una sociedad anónima cerrada, se puede adaptar a esta forma societaria modificando, en lo que fuere necesario, su pacto social y su estatuto.



miércoles, 9 de julio de 2014

¿Cómo se gana paridad con el tipo de cambio?

La pérdida o ganancia de paridad cambiaria resulta siempre un tema central, especialmente para los exportadores, quienes permanentemente se afanan por solicitar políticas devaluatorias más agresivas, arguyendo que la ausencia de éstas propicia pérdida de competitividad. Sin embargo, una cosa es pérdida de paridad y otra, muy distinta, pérdida de competitividad.

¿De qué forma se pierde o se gana paridad? Para ello se debe considerar los tres factores intervinientes: la inflación interna, la inflación externa y la tasa de devaluación del nuevo sol.

Evaluemos con un ejemplo real la variación de la paridad con Estados Unidos (nuestro principal socio comercial).

Tomemos para ello lo ocurrido en marzo del 2013, mes en el cual la inflación peruana fue de 0.9%, la norteamericana de 0.3%, y la tasa de devaluación del nuevo sol de 0.6%. Dado que nuestra inflación fue mayor que la de Estados Unidos, significa que existió una inflación relativa para el Perú de:

0.9% - 0.3% = 0.6%

Es decir, los costos de nuestros exportadores se incrementaron 0.6% más que los de los productores norteamericanos, lo que les restó levemente la capacidad de competir contra ellos.

¿Cómo se soluciona impasses de ese tipo? Devaluando nuestra moneda. Si la hubiéramos devaluado por encima de ese porcentaje, digamos 7%, habríamos más que compensado el desnivel producido por esa inflación relativa y ganado algo de paridad; si la hubiéramos devaluado por menos del referido porcentaje, por ejemplo 3%, habríamos perdido paridad. No ocurrió lo uno ni lo otro: la tasa de devaluación en dicho mes fue exactamente igual a la tasa de inflación relativa, lo que permitió a nuestros exportadores compensar el desnivel y mantener la paridad, con lo cual pudieron seguir colocando sus productos en el país del norte con la misma facilidad con que lo habían hecho el mes previo. Por eso el Índice de Tipo de Cambio Real Bilateral, que mide el resultado de la inflación relativa y la variación cambiaria, se mantuvo sin variación respecto del mes anterior.

Una rápida conclusión sobre lo expuesto es que la devaluación de nuestra moneda es una herramienta importante para cubrir la brecha inflacionaria que pudiera existir entre nuestro país y aquéllos con los cuales mantiene intensas relaciones comerciales.

No obstante, siendo un factor clave para mejorar la paridad, la devaluación no es el único al que se debe recurrir para mejorar la competitividad, pues para lograr ese objetivo también se debe tener en cuenta otros factores fundamentales, como las mejoras tecnológicas, la adecuada utilización de los factores productivos, la capacitación laboral, los sobrecostos, las excesivas cargas tributarias y laborales, la calidad de la infraestructura, la mejora de los servicios públicos y otros que pueden incrementar la eficiencia y reducir los costos internos, permitiendo ganar más competitividad que aquélla generada exclusivamente vía devaluación.