jueves, 28 de mayo de 2020

La Formidable Mano Invisible de la Economía

En su célebre obra La Riqueza de las Naciones, el británico Adam Smith, considerado el padre de la economía, empleó una metáfora a la que denominó "la mano invisible" para explicar cómo funciona el sistema económico.


Mediante esta dijo que las personas, al producir bienes y servicios, no lo hacen con el afán altruista de beneficiar a sus semejantes ni a la sociedad. Lo hacen básicamente por un afán de lucro individual, de obtener el mayor ingreso posible para sí mismas.

Y eso es positivo, porque en ese proceso de buscar su mayor provecho terminan favoreciendo a la sociedad en su conjunto, al proveerle de la mayor cantidad posible de productos, de la mejor calidad, y al mejor precio. Como si una mano invisible transformara su legítimo propósito de mejorar su situación económica privada en una gran cruzada para mejorar la de todos sus semejantes.


Esa satisfacción de la necesidad ajena se lleva a cabo sin que los millones de personas se conozcan entre sí ni se pongan de acuerdo directamente. Se concreta a través del sistema de precios existente en las economías libres, que le va diciendo a cada uno dónde hay una demanda insatisfecha, y por ende una oportunidad para producir y vender algo, satisfaciéndola de la mejor forma posible.

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