El diccionario de la Real Academia Española constituye un excelente punto de partida para diferenciar ambos términos. Sus definiciones son las siguientes:
Empresario: el titular propietario o directivo de una industria, negocio o empresa.
Emprendedor: el que emprende con resolución acciones dificultosas o azarosas.
Así, toda persona que hace empresa, es decir que lleva a cabo una actividad comercial o de producción de bienes o servicios, es un empresario, sin importar la actitud con que la desarrolla ni el tipo de visión que tenga acerca de ésta.
Pero sólo se considera emprendedor al que lleva a cabo dicha actividad (o inicia una) con un permanente afán de intentar cosas nuevas, rompiendo esquemas y ampliando horizontes. Es decir, al visionario que no se conforma con lo ya obtenido y siempre está en busca de la innovación, para satisfacer mejor las necesidades presentes o anticiparse a las futuras, asumiendo los riesgos que tal actitud implica.
Mark Zuckerberg (creador de Facebook), Bill Gates (fundador de Microsoft) y el fallecido Steve Jobs (fundador de Apple) son claros ejemplos de personas que cimentaron su carrera, su gran empresa y su enorme riqueza a partir de la innovación propia de su incansable emprendedurismo, que los llevó a desarrollar actividades o productos que antes de ellos no existían.
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