El impuesto directo es aquél que se aplica sobre determinado contribuyente (persona natural o jurídica), gravando su renta o capital de acuerdo a su capacidad de pago, ya sea en forma proporcional o progresiva. Al estar enfocado en un contribuyente específico, no es trasladable.
Ejemplos de éste son el Impuesto a la Renta y el Impuesto al Patrimonio.
El impuesto indirecto, en cambio, es el que se aplica sin necesidad de identificar al contribuyente ni tener en cuenta sus características personales (renta, capital, etc). Grava la producción, el tráfico, el gasto y el consumo, en forma proporcional. Es trasladable, por cuanto el sujeto pasivo del impuesto traslada dicha carga económica a un tercero.
Ejemplos de éste son el Impuesto al Valor Agregado (conocido en el Perú como Impuesto General a las Ventas) y el Impuesto Selectivo al Consumo (aplicable al consumo de determinados bienes, como combustibles, alcohol, tabaco, bienes suntuarios, vehículos, juegos de azar y apuestas).
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