En un contexto en el que las preocupaciones por el cambio climático y la ecología se han incrementado y cobrado gran relevancia, los estudios de impacto ambiental (EIA) se han constituido en elementos vitales en la formulación de los proyectos de inversión.
En el Perú, la Ley General del Ambiente (Ley 28611), promulgada en octubre del año 2005, los define como:
"Instrumentos de gestión que contienen una descripción de la actividad propuesta y de los efectos directos o indirectos previsibles de dicha actividad en el medio ambiente físico y social, a corto y largo plazo, así como la evaluación técnica de los mismos. Deben indicar las medidas necesarias para evitar o reducir el daño a niveles tolerables e incluir un breve resumen del estudio para efectos de su publicidad. La ley de la materia señala los demás requisitos que deban contener."
En este link se puede ver, a modo de ejemplo, el Resumen Ejecutivo del Estudio de Impacto Ambiental desarrollado en 1998 por la Empresa Minera Antamina previo a su puesta en operación de la mina de cobre del mismo nombre, la más grande del país. La página inicial de dicho documento es la presentada aquí, al lado izquierdo.
Allí, en ese breve resumen, se habla acerca del marco legal en el cual se inscribe el proyecto, los derechos mineros, de superficie y de servidumbre que le corresponden, y las condiciones actuales (socioeconómicas, culturales, físicas y biológicas) imperantes en la zona. También se contempla los aspectos referidos a la mano de obra y el cronograma de empleo, la consideración de alternativas (para el depósito de relaves, la ubicación del puerto, el medio de transporte a emplear para el mineral, las rutas a trazar, el modo de procesamiento del mineral, etc), probables reubicaciones, etc. Asimismo se trata acerca del suministro de energía, de los combustibles y sustancias químicas a emplear, de la disposición de los desechos, de las emisiones, del plan de cierre, etc.
Esa enumeración de los diversos aspectos del proyecto tiene por objeto determinar los efectos sobre el área en la cual se asienta y sobre la población del lugar, y auscultar si habrá beneficios para ésta.
Obviamente, los estudios completos son muchísimo más extensos, y pueden contener cientos o miles de páginas con todo tipo de detalles acerca del proyecto a ejecutar, sus efectos ambientales y las medidas previstas para evitarlos o mitigarlos.
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